Cierra los ojos, el silencio te invade, solo se rompe por el movimiento incesante de un telar y de una vieja rueca de madera. Estamos en el zoco de los tejedores a primera hora, cuando las alfombras comienzan a colgarse de las paredes, cuando las handiras lucen más bonitas con los primeros rayos de sol y cuando los cojines de kilim comienzan a amontonarse a las puertas de cada puesto.
Los tejidos artesanales elaborados en Marruecos se elaboran siguiendo rituales milenarios. Se teje despacio, a mano y con mucha paciencia. Los tejedores transmiten de generación en generación sus conocimientos. Aquí no hay lugar para el fast fashion.
Los telares son humildes, antiquísimos, diminutos y con miles de pedazos de tela cubriendo el suelo. Su traqueteo ya forma parte de los sonidos cotidianos del zoco. Sus ruecas nunca paran para elaborar tejidos como esta preciosa colcha de pompom, protagonista de las imágenes de hoy.
Si estás buscando una decoración sencilla y con pocos elementos para conseguir un espacio calmado y relajado. Te va a encantar!
Qué delicadeza! se respira tranquilidad por todos los rincones. El baúl con los faroles es una pasada...y la lámpara preciosa!
ResponderEliminarEs un lugar perfecto para descansar. Las lámparas árabes son una maravilla, te imaginas cómo debe lucir esta habitación por la noche?
EliminarBienvenida a azul bereber, pasa por aquí siempre que quieras un poquito de inspiración #slowdeco.